domingo, 7 de diciembre de 2008

Crítica teatral de Pedro Zabalza de Una oportunidad para Zarraberri y Cuota líquida en Diario de Noticias

Mi buen amigo Pedro Zabalza, que es un pedazo de pan, publica hoy su crítica sobre la última obra que he dirigido y co-escrito con Maite Pérez Larumbe. Siempre le achaco que es demasiado benevolente en sus juicios sobre la producción teatral local, aunque también le recalco que me encanta lo que escribe cuando me juzga a mí con ese mismo rasero. Lo ha vuelto a hacer. Se publica hoy en Diario de Noticias. Os paso el enlace y os la adjunto.

http://www.diariodenoticias.com/ediciones/2008/12/07/mirarte/cultura/d07cul66.1440863.php

Una oportunidad para Zarraberri y Cuota líquida

Autores: Maite Pérez Larumbe y Víctor Iriarte. Dirección: Víctor Iriarte. Intérpretes: Jesús Idoate, Pablo del Mundillo, Virginia Cervera. Lugar y fecha: Auditorio de Barañáin, 29-11-08. Público: Unos 150 espectadores.

El título Dos comedias no puede ser más descriptivo: lo que se nos ofrece son, efectivamente, dos comedias. Dos comedias que ya habíamos tenido ocasión de ver recientemente, en el ciclo de Pequeñas obras de nuevos autores del Teatro Gayarre, y que ahora se reponen con algunos cambios en el texto, en la interpretación, en la dirección y en la producción. Si la visión inicial de ambos textos ya dejó una buena imagen en nuestro recuerdo, esta re-visión del texto revisado certifica que nuestra impresión era la correcta y que no habíamos visto fantasmas.

Fantasmas hay muchos y de muchos tipos. En Cuota líquida, la cuota que le corresponde a Víctor Iriarte en esta función, vemos a personajes que hablan después de muertos. Se trata de una comedia sobrenatural sobre las tribulaciones de las almas para ganarse la vida eterna, sometidas a un juicio final clavadito a la declaración de la renta, en el que los pecados penalizan y las buenas acciones desgravan. Algo así como un auto sacramental en clave de comedia, como ya dije en su momento, que tal vez no dé respuesta a si existe vida después de la muerte, pero sí asegura que la hay después del estreno. La creencia en lo sobrenatural también podría ayudar en estos difíciles momentos a los seguidores de Osasuna y del Athletic de Bilbao, a los que la obra alude en varias ocasiones, entre otras referencias locales.

Pero hablábamos de fantasmas, y no lo digo por lo de Bilbao. En Una oportunidad para Zarraberri, de Maite Pérez Larumbe, también hay uno, pero de otra especie: un charlatán vestido de Armani que trata de colocar un edificio singular al Ayuntamiento de una pequeña aldea. En ambas obras se apela a lo cercano, de forma explícita en Cuota líquida, y algo más velada y con más mala leche en Una oportunidad para Zarraberri. En su fondo, se aprecia el reflejo de nosotros mismos, como se repite en la obra, y detrás de él, la manera en la que se manejan los caudales públicos.

Ya hemos dicho que ambas piezas han sufrido modificaciones. En el caso de Una oportunidad para Zarraberri, la supresión de uno de los personajes le hace ganar en agilidad y coherencia, mientras que el añadido de otro en Cuota líquida afecta un tanto al ritmo de la obra, aunque profundiza en las motivaciones de los protagonistas y sirve para colar algún nuevo gag en el tono de humor inteligente que preside la pieza. Por otra parte, adaptar los textos para tres intérpretes y que sean los mismos, liga algo más el espectáculo y lo equilibra. Pero lo fundamental es que la elección de los actores resulta acertadísima. Jesús Idoate está inmenso en su papel de funcionario celestial, y nada mal como alcalde suspicaz. Pablo del Mundillo se adapta a la perfección a sus dos personajes, pasando con verosimilitud del caradura vendedor al apocado pecador de la segunda obra. Y Virginia Cervera hace una convincente concejala rural, un personaje complicadillo, con gran protagonismo en la primera obra, pero con pocas claves para mostrar su personalidad; y cumple a la perfección en la segunda, con un papel más episódico, pero agradecido. En definitiva, un montaje sin más pretensión que hacer reír (¡nada menos!), pero presentado con esmero hasta lograr un resultado de calidad.

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