martes, 25 de septiembre de 2007

"Bromitas las justas", nueva exposición de César Oroz


He asistido hoy a la inauguración de la exposición Bromitas las justas, de mi amigo el dibujante César Oroz, que reúne alrededor de 90 viñetas relacionadas con la justicia (caso Urralburu y Aragón, caso Otano, Roldán, Filesa, Galipienzo y sus chanchulletes recalificatorios, Itoiz, el pantanito que hacía aguas, la ilegalización de HB, Pinochet, la Barcina y su aparcamiento de la Plaza del Castillo o el 11-M). Se trata de una iniciativa del Tribunal Superior de Justicia de Navarra, lo cual es bastante loable, que sepan reírse de lo suyo (máxime teniendo en cuenta que la justicia, en este país, sigue siendo un cachondeo, como bien dijo Pedro Pacheco).

La muestra se puede ver en la Audiencia. El sitio no deja de ser agrio (abogados, jueces y otras gentes de mal vivir que entran y salen, paisanos con cara de preocupación, control aeroportuario a la entrada...) así que les recomiendo que esperen unas semanas y la vean en Civican, donde se expondrá durante un mes.

César Oroz no necesita presentación, ahí está su página web, que pueden pinchar, pero como me siguen mucho de varios continentes y pueden estar despistados, les aclararé que es uno de los mejores humoristas gráficos españoles, premio Mingote y autor de numerosos libros de tiras cómicas.

Yo lo admiro enormemente, a pesar de que se enteró con 35 años cumplidos de que existía el teatro: yo le llevé a mis producciones de las orejas, y nunca me lo ha agradecido lo suficiente. Especialmente, me causa asombro que sea un gran humorista y chistógrafo a pesar de su infancia y juventud absolutamente desgraciadas, que podrían haber hecho de él un hombre tristísimo. Sin embargo, supo sobreponerse a grandes tragedias personales, como el hecho de haber sido miembro de la tuna, haber sido desde niño forofo de Osasuna, haber estudiado en los Jesuitas y, para terminar de cagarla, haber contraido matrimonio y ser hoy un hombre casado. ¿Quién puede superar con una sonrisa tantas puñalás de la vida? ¿Eh?

El propio que vino de Madrid y presentó la exposición calificó al autor, y por tanto a su obra, de persona "moderada, prudente y sensata". Si alguien dice eso de mí, me lo tomaría como un insulto.

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