sábado, 19 de enero de 2008

Más críticas tras el estreno de "Cuota líquida"

Tres referencias nuevas he encontrado tras el estreno de Cuota líquida.

En el blob En lo puro no hay futuro, muy interesante por cierto, he encontrado un largo comentario que merece la pena que leais aquí.

En el blog Loba esteparia, esta crítica.

En Diario de Noticias, ésta de su crítico titular, Pedro Zabalza.

Por si estáis un poco vagos, os hago un corta y pega de la crítica aparecida en el periódico navarro.


Café, sólo café y Cuota líquida

Autores: Pablo Salaberri y Víctor Iriarte. Dirección: Miguel Munárriz, Pablo Salaberri y Marta Juániz. Intérpretes: Miguel Munárriz, Pablo del Mundillo, Marta Juániz, Leire Ruiz, Pablo Salaberri y José María Asín. Lugar y fecha: Teatro Gayarre. 14/01/08.

El Gayarre vuelve a poner en escena dos piezas teatrales de dos nuevos autores locales. Una iniciativa encomiable que, edición tras edición, obtiene el respaldo del público. Hombre, siendo tiquismiquis, se podrá objetar que los estrenados en esta nueva entrega del ciclo Pequeñas obras de nuevos autores no son estrictamente nuevos. Bueno, vale: ambos habían estrenado en años precedentes dos piezas breves en la misma sala. Lo que puede interpretarse como un relativo éxito de esta iniciativa como estímulo para la formación de una cantera de autores teatrales. A mi modesto entender, ambos autores han superado además sus creaciones precedentes.

Las piezas estrenadas ahora difieren entre sí en bastantes aspectos de construcción, tema y hasta de tono, pese a ser ambas comedias; pero coinciden en una cosa al menos: las dos tratan sobre declaraciones. Especifiquemos: Café, sólo café, de Pablo Salaberri, se centra en una clase agradable de declaraciones, las amorosas. O tal vez no tan agradables para unos personajes que deben vencer la barrera de la timidez. Para ellos, Salaberri idea una forma novedosa de cortejo: intercambiar mensajes a través del crucigrama del periódico. Lo más interesante de la obra lo encontramos en una estructura dual sobre la que se va construyendo la trama. La acción se presenta de modo fragmentado y lineal al mismo tiempo, hilvanando escenas situadas en planos temporales diferentes hasta llegar a la resolución. El momento de la verdad en el que las parejas se encuentran. O no. El desenlace sorprendente también debe destacarse. Un desenlace en el que juega un papel destacado el personaje del camarero, interpretado por el propio Salaberri, que se ha reservado algo más que un cameo en su propia obra (que también codirige, por cierto). Tal vez el personaje parezca más un camarero de club británico que un currito del Taberna, pero el tono con el que Salaberri lo dibuja le dota de un aura de misterio que el final justifica.

La otra mitad de la velada corre a cargo de un nuevo trabajo de Víctor Iriarte, Cuota líquida. Tras este título que puede parecer algo ambiguo, oscuro o demasiado técnico, según se interprete, se encuentra una comedia descacharrante, llena de referencias que el espectador local reconocerá al instante. Aunque le doy la razón al autor cuando dice que en cualquier otro sitio encontraríamos referencias similares. Con el debido conocimiento de las peculiaridades del sitio que se trate, la obra se puede adaptar a casi cualquier lugar.

Como se ha señalado antes, Cuota líquida también parte de una declaración, aunque en este caso de las peliagudas: la de la renta. O eso es lo que se deduce de la primera impresión. En seguida vemos que de lo que se trata (y lo desvelo porque se muestra a las primeras de cambio) es del "juicio" burocratizado de una pobre alma para entrar en el Cielo. Todo un auto sacramental en clave paródica. Si una conclusión puede sustanciarse del texto, es el camino andado que llevamos los pamploneses hacia la vida eterna sólo por la inercia de la tradición. Y si algo debo destacar del texto por encima de su notable calidad, es la capacidad extraordinaria de Iriarte para crear diálogos verosímiles e ingeniosos. Diálogos que José Mari Asín y Miguel Munárriz representan de una manera excelente. Sólo una pequeña incoherencia le echo en cara al trabajo del autor: en realidad, el personaje de Asín no debería preocuparse por su futuro; siendo navarro, tendría que saber que San Mamés (Munárriz) hará cualquier cosa para llevárselo a su equipo.

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