CRÍTICA: Ñaque (o de piojos y actores)

Numeroso público en el comienzo de la muestra Teatro de Aquí, del Ayuntamiento de Pamplona. Dos integrantes de En la luna Producciones, Pedro Izura y Miguel Goikoetxandía, suben a escena la tragedia de José Sanchis Sinisterra, texto emblemático que Izura ya dirigió hace 18 años en la Universidad. Sin embargo, ambos no van al drama marcado en la obra, sino que se la traen al sainete, en una decisión errónea que marca todo el montaje. Es una obra dramática (dos seres perdidos, que dudan de su propia esencialidad: ¿Somos actores? ¿Somos piojos?). Izura y Goiko llevan el texto a una velocidad endiablada y arrasan las pausas necesarias para transmitir la desazón al patio de butacas, quizá porque carecen de la ductilidad necesaria como actores para ofrecer matices mucho más ricos. Por eso, cuando se ponen serios carecen de credibilidad. Suena a falso, a impostado. A cambio, el público rió mucho en la hora y 8 minutos que duró la representación, que fue muy aplaudida. La vis cómica de Izura es increíble. Así, la opción fue hacer reír en vez de conmover (que era el camino difícil, arriesgado), apuesta legítima pero decepcionante. En la Luna Producciones tiene una capacidad de trabajo extraordinaria, brutal. No hay grupo en la Muestra que curre lo que curran esa productora ni promueva tantas iniciativas escénicas. Pero esa continuada retroalimentación (ellos se lo guisan, ellos se lo comen) da la impresión de impedir el crecimiento artístico y está proyectando una preocupante sensación de estancamiento.