La Compañía de Heddy Maalem prácticamente llenó el domingo el Teatro Gayarre para su espectáculo de danza contemporánea sobre la base de La consagración de la primavera y tres momentos más ambientados con ruidos de la calle y vídeo. El público aplaudió muchísimo, hasta el punto de obligar a salir de nuevo a saludar a los 12 bailarines (7 hombres y cinco mujeres), lo cual indica que le gustó mucho el espectáculo.
Y no me extraña. De entrada, por la dificultad de coregrafiar una pieza que no se caracteriza precisamente por su línea melódica ni por su ritmo continuado. Es una partitura compleja y los bailarines la siguieron muy bien. La concentración y fisicidad de los movimientos de los danzantes ayudaron al público a entrar en la propuesta, al no seguir el baile (creo) una línea narrativa clara. También llamó la atención la disparidad de cuerpos. Frente a elencos que seleccionan una línea similar en sus integrantes para buscar simetrías y proporciones, aquí cada bailarín era muy distinto al anterior en estatura, volumen (diría incluso que raza), lo que daba una variedad a la propuesta muy sugerente.
Este público que disfrutó el domingo debería tratar de repetir en el Gayarre y no perderse El bazar de la langosta, de la Needcompany, pues les va a ofrecer una línea todavía más rupturista.
lunes, 30 de abril de 2007
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