Una revista granadina, El ágora digital, me localizó la semana pasada para solicitarme permiso para reproducir una crítica teatral mía publicada en este blog sobre un espectáculo que se vio en Pamplona el pasado verano y que se ha programado estos días en Granada.
Por supuesto, autoricé su reproducción cuando me sobrepuse a la sorpresa de que personas desconocidas llamaran por teléfono tras un rastreo en la red para solicitar permiso, cosa que siempre es de agradecer.
Se puede leer pinchando aquí:
http://elagora.es/teatro/trevelez.php
El que alguien llame para pedir permiso para reproducir un texto, en un país donde se está extendiendo una corriente que trata no ya de legalizar el saqueo de los derechos de autor, sino incluso de justificarlo, es loable. Ahí está la actitud del PP en el Congreso y las melonadas que están diciendo sus portavoces, en una ideología que se supone defiende la propiedad privada. Hoy he escuchado a un piernas del PP, en el programa de Carlos Herrera, confundiendo con una facilidad pasmosa el tocino, la velocidad, la imprenta y los copistas. ¿Estará ese vivalavirgen untado por la industria de las nuevas tecnologías o es que es de natural tonto? Tengo que averiguarlo. Deben ser tan lerdos algunos en el partido conservador que no entienden que pueda haber propiedad inmaterial, intangible, y que su uso sin pagar puede empobrecer culturalmente el país que tanto dicen defender.
En fin, otro día me extiendo sobre eso que ando muy mal de tiempo.
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