martes, 4 de mayo de 2010

Peeping Tom, danza contemporánea de calidad en Gayarre

Hoy, martes 4 de mayo, a las 8 de la tarde, el escenario del Teatro Gayarre acoge la puesta en escena del espectáculo de la compañía belga de danza Peeping Tom 32, RUE VANDENBRANDEN, un trabajo coreográfico de Gabriela Carrizo y Franck Chartier con el que se abre el capítulo de danza del FESTIVAL TEATRO GAYARRE; Otras miradas, otras escenas.

32, rue Vandenbranden es una dirección postal de alta montaña, nevada y remota, donde, entre los habitantes de dos caravanas, subyace un entramado de reglas sociales, que determina las acciones de sus habitantes, provocando situaciones de humor y llanto. Acompañan a estos habitantes una contorsionista, una mezzosoprano, la música de Pink Floyd y la cadente composición original de Juan Carlos Tolosa que recuerda a Stravinsky, perfecta conjunción de clásico pop y contemporáneo. Tiene un punto de partida en la célebre película La balada de Narayama, de Shohei Imamura, que centra su argumento en una comunidad cerrada que lucha por la supervivencia y se mueve bajo un código rígido.

La puesta en escena traslada al espectador a una estación de alta montaña, por lo que el suelo del escenario aparece cubierto de nieve al igual que los tejados de las barracas. Viento, tempestades, noches negras... hasta que hacen su aparición unos personajes que protagonizan escenas aparentemente divertidas y poéticas, pero con un toque inquietante: una mujer que cambia tres veces de vestido en un segundo, una pareja empujada por el viento de la tempestad y que flota en el aire, una mujer que desaparece en una pared rocosa, alguien que imita El grito de Munch...

El núcleo central de Peeping Tom está formado por Gabriela Carrizo y Franck Chartier. Los dos se formaron en danza clásica desde niños, Gabriela (Córdoba, 1970) en Argentina y Frank (Roanne, 1967), en Francia. A los 19 años, él entra en el Ballet du XXe siècle de Maurice Béjart en Bruselas. Desde los 20, ella baila en varias compañías europeas.

Sus vidas se cruzaron en Bélgica, en 1995, en Les Ballets C de la B, durante la pieza La Tristeza Cómplice, de Alain Platel. Realizaron en el año 2000 su primer proyecto, Una vida inútil, a bordo de una caravana. Sería el origen de la compañía Peeping Tom, colectivo belga que ha conseguido desarrollar un lenguaje propio con sólo unos pocos espectáculos.

La trilogía formada por las obras Le Jardin, Le Salon y Le Sous Sol ha sido todo un éxito con más de 350 representaciones en todo el mundo y varios galardones importantes, entre ellos el Premio al Mejor Espectáculo de Danza del año 2005 en Francia y el Premio a jóvenes directores en el festival de Salzburgo de 2007.

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