miércoles, 14 de septiembre de 2011

Crítica de "Terror y miseria en el primer franquismo", montaje de Jacarandá en el Festival de Teatro de Tafalla

Terror y miseria en el primer franquismo. Autor: José Sanchis Sinisterra. Compañía: Jacarandá Teatro. Intérpretes: Ion Martinkorena, Covadonga Peralta, Puy Tirapu, Xabier Tirapu. Lugar y fecha: Casa de Cultura de Tafalla, 10/09/11.

No termina aquí

TRES veces treinta y seis: 36 fue el año del comienzo de la guerra; treinta y seis fueron los años que duró la dictadura que salió de aquella; y ahora, precisamente, se cumplen otros treinta y seis de su final. Mucho tiempo, mucha agua bajo el puente, y también mucha sangre y sufrimiento y esperanzas frustradas. Mucho, y todavía no se ha acabado. Hablar de heridas sin cicatrizar suena casi a lugar común, pero día sí y día también nos topamos con noticias con el tacto mórbido de las lesiones cerradas en falso.

José Sanchis Sinisterra comenzó Terror y miseria en el primer franquismo poco después de la muerte del dictador y prolongó su escritura durante varios años, hasta el 2002. Antes de ayer, como quien dice. Y por ahí he leído que el autor todavía no la ha dado por terminada. Nada impediría su continuidad: bastaría con añadir alguna escena más a las nueve piezas cortas que actualmente la integran. Además de por esta estructura, el texto tiene evidentísimas resonancias brechtianas, comenzando por el mismo título, y continuando por su intención: la denuncia de un régimen criminal, el nazismo en el caso de Brecht, y el franquismo en la obra que nos ocupa. No obstante, habrá que recordar que Brecht escribió su Terror y miseria en el Tercer Reich durante los años en que este existía, con un propósito de advertencia y de rebelión contra un enemigo presente. En la obra de Sanchis, el enemigo ya no se haya ante nosotros. Más bien se encuentra dentro de nosotros, en forma de desmemoria histórica. La obra de Sanchis es una llamada a luchar contra el olvido y una advertencia para no incurrir en el futuro en los mismos errores.

Probablemente por esa larga gestación literaria y también por la intención omnicomprensiva de todas las atrocidades franquistas, el texto tiene también una amplia variedad formal. Casi cada episodio está pensado para representarse en una clave diferente, desde la farsa hasta la alta comedia, pasando por el sainete, el absurdo, el realismo y otras formas más poéticas. Todo esto hace que una buena representación de Terror y miseria... requiera unos intérpretes versátiles.

Los cuatro actores de la compañía pamplonesa Jacarandá actúan con una sinceridad innegable, y protagonizan muy buenos momentos a lo largo de la representación. Me quedo, por ejemplo, con el duelo entre Covadonga Peralta y Puy Tirapu en Intimidad; o la desesperación de Ion Martinkorena en El topo, así como con otros detalles de la interpretación contenida que hace en Dos exilios; Xabier Tirapu también me gustó como el profesor atemorizado por sus alumnos de El sudario de tiza.

Me parece, no obstante, que la función todavía tiene posibilidades de crecer (¡y qué trabajo artístico no las tiene! ¿Cuándo puede darse por definitivamente terminado?). En concreto, creo que podría avanzarse algo más en la diferenciación de los distintos tonos que componen la obra. En algunos casos, como en Plato único o en El atajo, escenas cuya personalidad es más evidente, ese trabajo está bastante logrado, pero puede extenderse a otras partes de la obra. Me pareció entender también que la dirección se debe también a los propios actores. Creo que alguien que desde fuera les baje el volumen en algunas escenas un tanto gritadas podría mejorar un resultado ya de por sí estimable.

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