miércoles, 14 de diciembre de 2011

Crítica de "Cuerpos dejan cuerpos", de Los Hedonistas

Cuerpos dejan cuerpos. Compañía: Los Hedonistas. Dramaturgia: Cristina Peregrina. Director: David Puig. Intérpretes: Margarita Arzaz, Miguel Ángel Chicot, Erkuden de Andrés, Cristina Peregrina, María Herrero, Paz Buelta Serrano, Ruth Cabeza. Lugar y fecha: ENT, 4/11/11. Público: rozando el lleno. País para viejos lOS Hedonistas presentan su producción Cuerpos dejan cuerpos, un ingenio teatral ideado para adentrarse en la esencia de un tema de una universalidad evidente: la vejez. Cuerpos dejan cuerpos tiene el tono de las obras que descartan la anécdota para buscar la categoría; de aquellas piezas que tratan de mirar a los ojos al tema que abordan, para escudriñar en él la verdad, sin perderse en fabulillas. ¿Vamos a la vejez o vamos a rólex? Pues eso. La compañía madrileña ha concebido un espectáculo (mono) temático, que parte desde presupuestos antinarrativos para enfrentarse a una idea cargada de interés: qué es envejecer, cómo nos afecta, qué consecuencias tiene en un mundo en el que cada vez se vive más tiempo, pero que no sabe muy bien qué hacer con los ancianos. Ideas magníficas con las que se podría hacer una gran obra de teatro, si fuera esa la intención. Pero el caso es que no sé muy bien cuál es la intención. Sí que hay una clara, y loable, cual es la de investigar, la de profundizar, como decíamos antes: para conocer el tema en detalle, Los Hedonistas estuvieron diez meses conviviendo con ancianos. De esta experiencia uno sale, como se refleja en el montaje, con la cabeza llena de ideas. El problema es que no termino de ver que el modo de exponerlas sea el más apropiado para conectarnos sentimentalmente con un tema que, paradójicamente, posee un contenido emocional nada desdeñable. Cuerpos dejan cuerpos se compone de varias escenas conectadas solo por esa unidad temática en torno al envejecimiento. No resulta fácil encontrar matices que diferencien el contenido entre las diferentes escenas de un modo que podamos percibir que cada una aborda una parte distinta del fenómeno. Más bien al contrario: detrás de una pretensión exhaustiva del tema, el contenido termina por parecerme más bien reiterativo. Me siento en el ojo de un huracán conceptual sobre la vejez: si la maternidad en la tercera edad, la memoria, el amor en los ancianos, el abandono de los mayores... Conceptos como frutos escondidos, no siempre fáciles de encontrar entre el follaje de las palabras. Tampoco parece que al morderlos llenen la boca con un sabor intenso y duradero. Los Hedonistas han buscado formas distintas de exponer sus ideas. Formas que de algún modo ayuden a crear una puesta en escena más dinámica en la que apoyar un contenido excesivametne discursivo, aunque se pretenda poético. Formas que les han llevado a buscar la colaboración de tres ancianos, cada uno de los cuales tiene su muy meritorio momento de protagonismo. Hay también un apoyo audiovisual, música en directo, proyecciones de texto, grabaciones de intervenciones callejeras... No sé: un popurrí de cosas que, más que aportar, disimula carencias. Entre tanto material, encuentro el rostro de una anciana en una de las proyecciones. Afirma muy seria que ella quiere morirse en la calle, porque le da miedo fallecer en casa y que nadie la encuentre en semanas. Y esta pizca de realidad, humilde en apariencia, pero valiosa como un rólex, me parece mucho más emotiva que todo el edificio teatral que Los Hedonistas construyen en torno a la vejez. Estos Cuerpos dejan cuerpos pretende llegar al alma cuando, para mostrarla, tal vez habría sido preciso ser más corporales y menos etéreos.

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