sábado, 14 de abril de 2007

CRÍTICA: Don Gil de las calzas verdes

Excelente montaje el servido por la Compañía Nacional de Teatro Clásico, enmarcado (y nunca mejor dicho) en una brillante escenografía, marcadamente barroca (un cuadro dentro de un cuadro dentro de un cuadro por todo escenario, el típico juego de engaños del periodo). En enredo es complicadísimo (hasta cuatro Giles rondando a la dama), pero muy divertido. El público ríe hoy a carcajadas como hace cuatrocientos años en los patios de comedias donde estrenaba Tirso. Ayuda, y mucho, al montaje, la presencia en directo de una arpista, que además de ambientar contribuye con sus sonidos a recalcar algunos versos a modo de efectos especiales.
Todo el reparto está muy bien: dicen de maravilla el verso especialmente ellas, siendo un elenco muy joven, lo cual indica que el paso por la CNTC sigue sembrando escuela. El hecho de no ser actores populares permite entrar mejor en la historia y centrarse en la peripecia. El público aplaudió mucho y salieron tres veces a recibir los aplausos. Todos en línea, sin primeras figuras, subrayando la importancia del conjunto.
Lástima de montaje en Baluarte, un espacio poco adecuado para el teatro a partir de la fila 20. Pero había ayer huecos por delante y los espectadores más interesados se pueden recolocar tras el descanso.
Hoy sábado hay una segunda oportunidad. A las 20 horas. MUY RECOMENDABLE.

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