El escenario del Teatro Gayarre programa hoy viernes 14 y el sábado 15 de diciembre (8 tarde) la reposición de la última gran producción de la Fundación Municipal Teatro Gayarre en esta ocasión colaboración con el Centro Dramático de Aragón y Gobierno de Navarra: Tres hermanas, de Anton Chéjov, después de una exitosa gira que la llevado a escenario de Navarra, Aragón, Vizcaya y Asturias.
Las tres hermanas, junto con Tío Vania y El jardín de los cerezos, es uno de los textos más significativos de Anton Chéjov, autor considerado como una de las figuras más destacadas de la literatura rusa y un representante fundamental del denominado naturalismo moderno. Como en toda su obra, en Las tres hermanas Chéjov hace un retrato de la vida rusa del momento.
Esta obra, dirigida por Ignacio Aranaz, con escenografía e iluminación de Tomás Muñoz y vestuario de Gabriela Salaverri, reúne sobre un mismo escenario a un elenco de doce de los más destacados intérpretes de Navarra y Aragón. El reparto, por orden de intervención, es el siguiente:
Maiken Beitia OLGA PROSÓROV, hermana
Marta Juaniz MASHA PROSÓROV, hermana
Raquel Ortega IRINA PROSÓROV, hermana
Gabriel Latorre CHEBUTIKIN, médico militar, amigo de la familia
Rafael Maza TUSENBACH, Barón, amigo de la familia Prosórov
Ibán Naval SOLIONI, Militar, amigo de la familia Prosórov
Pilartxo Munárriz ANFISA, vieja ama en casa de los Prosórov
Jesús Idoate FERAPONT, trabajador del Consejo Provincial
Miguel Pardo VERSHININ, Teniente Coronel, amigo de la familia Prosórov
Javier Aranda ANDREI PROSÓROV, hermano.
José Mari Asín KULIGUIN, profesor de instituto y marido de Masha Prosórov
Carol Verano NATASHA, esposa de Andrei Prosórov
La acción, que se desarrolla en cuatro actos, se centra en tres hermanas que viven en un pueblo perdido de provincias. Su único deseo es volver a Moscú, símbolo para ellas del amor y de la mundanidad, en suma, de la vida digna de ser vivida. Un drama impregnado de sutileza y lirismo en que se hace un retrato de las angustias penas, esperanzas e ilusiones frustradas de la vida cotidiana de provincias de la Rusia de finales del siglo XIX.
El teatro de Chéjov no está hecho de caricaturas, de fantasías, de exageraciones ni trazos gruesos, no cuenta hazañas portentosas ni sucesos grandiosos, está hecho de fragmentos de vida, de anhelos, de frustraciones, de sueños, de desilusiones, de silencios, de miradas, de tareas repetidas, de esa materia más leve que el tiempo, que corre hacia su ocaso con pies ligeros y llamamos la vida. Tres hermanas es eso nada menos: la vida de unos cuantos personajes en un momento de la historia de Rusia, en una pequeña ciudad de provincias. La muerte del padre, reciente todavía y presente en la vida de las tres hermanas, descarga sobre ellas una responsabilidad y una libertad para la que necesitan la voluntad de los héroes, porque donde quiera que se encuentra, lo sabemos, la vida está llena de heroísmo. También de incertidumbres que se mantienen siempre, a pesar de una larga lista de pequeñas certezas que permiten sobrevivir o, lo que es lo mismo, aceptar lo que la vida presenta en el camino. A veces son sucedáneos, a veces son tesoros de un valor incalculable. En Tres hermanas vemos un conjunto de personajes marcados por la soledad y enfrentados a la difícil tarea de vivir en un mundo que cada día se parece menos al que consideran suyo. Las tres hermanas vivieron su infancia en Moscú y allí han situado su quimera. Pero entonces, como ahora, sabemos que sólo un lento y doloroso proceso de aceptación, de renuncia, sin abandonar la esperanza ni la firmeza, nos ayuda a comprender que Moscú puede estar en cualquier parte o en ninguna, que la felicidad hay que buscarla en los demás con una mirada que atraviese el corazón.
Chejov
La crítica moderna considera a Chéjov uno de los maestros del relato. En gran medida, a él se debe el relato moderno en el que el efecto depende más del estado de ánimo y del simbolismo que del argumento. Sus narraciones, más que tener un clímax y una resolución, son una disposición temática de impresiones e ideas. Utilizando temas de la vida cotidiana, Chéjov retrató el pathos de la vida rusa anterior a la revolución de 1905: las vidas inútiles, tediosas y solitarias de personas incapaces de comunicarse entre ellas y sin posibilidad de cambiar una sociedad que sabían que era inherentemente errónea.
Algunos de los mejores relatos de Chéjov se incluyen en el libro publicado póstumamente Los veraneantes y otros cuentos (1910).
Dentro del teatro ruso, a Chéjov se le considera como un representante fundamental del naturalismo moderno. Sus obras dramáticas, lo mismo que sus relatos, son estudios del fracaso espiritual de unos personajes en una sociedad feudal que se desintegraba. Para presentar estos temas, Chéjov desarrolló una nueva técnica dramática, que él llamó de “acción indirecta”. Para ello diseccionaba los detalles de la caracterización e interacción entre los personajes más que el argumento o la acción directa. En una obra de teatro de Chéjov muchos acontecimientos dramáticos importantes tienen lugar fuera de la escena y lo que se deja sin decir muchas veces es más importante que las ideas y sentimientos expresados. Algunas de sus obras fueron inicialmente rechazadas en Moscú, pero su técnica ha sido aceptada por los dramaturgos y los espectadores modernos, y sus obras aparecen con frecuencia en los repertorios dramáticos.
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