jueves, 3 de abril de 2008

"Hay que ser muy valiente para hacer comedia"...

"Hay que ser muy valiente para hacer comedia. Para arriesgarse a ser tildado de banal, evasivo, "comercial". En el teatro de hoy, como en casi todo, puedes colar matute a poco que ahueques la voz y proclames que tu ceñudo latazo es una "reflexión". El público bostezará hasta la dislocación mandibular, pero saldrá convencido de haber visto algo muy importante. ¡Cuantísimas "reflexiones" con pretensiones de profundidad hemos tenido que soportar! Dan ganas de decirles: "Por favor, limítense a narrar, que la reflexión, si se tercia, ya la haremos nosotros". Elegir la comedia como género, como vehículo, como tono, es toda una opción vital. Y moral. En la verdadera comedia todos tienen sus razones, y la vida fluye en su alternancia de risa y dolor. La verdadera comedia, la que no es farsa burda y descabellada, requiere arquitectura y naturalidad, dotes de observación, conocimiento del ser humano, comprensión y respeto por los personajes. Con la comedia no hay red. Si la gente no se ríe, si no se reconoce, te vas al garete. Las reflexiones y las pantallitas no van a salvarte".

Marcos Ordóñez en Babelia, suplemento cultural de El País. Sábado 29 de marzo de 2008

2 comentarios:

Thabitha dijo...

Vaya, yo creo que es más complicado hacer drama. La gente busca que le hagan reir y olvidarse de las cosas.
Pero sí es cierto que hacer una BUENA comedia es realmente difícil.
Saludos

Victor Iriarte dijo...

Te contestaré con otra cita, un fragmento de un artículo que va a dar lugar a otro comentario en mi blog, encima de este:
"También nos contaban en esos sitios con nombre pretencioso y aroma a progresismo curil llamados cineclubs que le cine o es arte o no es nada. Su idea del arte supremo la encarnaban Antonioni, Bergman, Dreyer y demás profundos retratistas de los tormentos del espíritu. La risa no era seria. Todavía no había llegado la prestigiosa moda de lo lúdico. No estaba mal visto considerar fascista a Ford y frívolo a Hitchcock. Lo importante era cualquier género cuya intelectual titulación acabara en "ismo".