lunes, 10 de noviembre de 2008

11 miradas, una reflexión teatral en el Gayarre sobre el 11-M

Mañana martes 11 de noviembre (8 tarde) el escenario del Teatro Gayarre acoge la puesta en escena de la obra 11 miradas. Precios: 10, 6 y 6 euros.

Dos actores dan vida a una galería de 23 personajes en una obra que convoca a la reflexión y al compromiso y que tiene a los atentados el 11 de marzo de 2004 como base sobre la que se despliega una serie de historias cruzadas que tratan de mirar de tú a tú al ser humano y a la sociedad contemporánea. El protagonismo recae en esa veintena de personajes que dibujan ambos intérpretes a los que, directa o indirectamente, les afectó lo sucedido aquella trágica mañana. 11 miradas, supone un guiño a las 11 historias anónimas, diarios de personas que un día, sin saberlo, vieron unidas sus vidas para siempre por culpa de una terrible masacre.

Una necesidad personal de Tomás Afán.

Esta obra gira entorno a los atentados islamistas del 11-M, que tuvieron lugar en Madrid en 2004, y nace como una necesidad personal de analizar lo que allí ocurrió, a través de la dialéctica teatral, creando once textos, once historias que suceden antes, durante y después de la masacre. Once visiones sobre aquel suceso, que fueron entrelazándose a modo de puzzle, y que unidas conforman un álbum de miradas, capaces de constituir un documento escénico y una reflexión entorno a tan delicados acontecimientos.

Los personajes son diversos, hay psiquiatras testigos de los hechos, etarras que pasaban por allí, madres tratando de conectar telefónicamente con sus hijos que viajaban en los trenes, médicos atendiendo a los testigos, islamistas que reivindican la masacre o las propias víctimas sorprendidas en su cotidianeidad…

Entre estas once miradas, las hay que tratan de ser positivas dentro de tan terrible tragedia, hay también miradas criminales que asisten atónitas a las explosiones, miradas sorprendidas en mitad de la masacre, miradas culpables que tratan de justificar lo injustificable, miradas premonitorias y otras totalmente deshechas que luchan por mantener vanas esperanzas, miradas oníricas o miradas que desprecian el dolor de las víctimas y ponen el centro de gravedad de la tragedia en los resultados electorales.

Tratándose de materiales muy sensibles, me he esforzado en que prevalezca, fundamentalmente lo humano, pero sin dar del todo la espalda al análisis de unos hechos que de un modo tan decisivo han influido en nuestro devenir social y político, intentando huir, sin embargo, en la medida de lo posible, de cierto tono discursivo o de cualquier sesgo unidireccional.

Y siempre, procurando mantener el máximo interés del espectador, a través de personajes cercanos, de diálogos vivos, llanos y directos, y de situaciones capaces de reflejar ángulos reveladores en torno a tan dramáticos sucesos. Sirviéndome, en cualquier caso, de diversas técnicas tales como la paradoja, la sorpresa y sobre todo dosificando la información en las tramas, relativas a unos hechos que por formar parte de nuestra memoria colectiva.


Millones de historias, para el director.

Dos actores (Maite Jiménez y Francesc Galcerán), once miradas, once situaciones herederas de miles de acciones anteriores. 23 personajes, millones de historias, cientos, miles, millones de personas tocadas por una reacción en cadena que nos puede sacudir a todos. Once miradas no es un espectáculo oportunista, es un espectáculo oportuno. Oportuno en cuanto al teatro, que siempre lo es y oportuno en cuanto a la reflexión, a la mirada que nos muestra. La mirada de unos seres insignificantes a priori pero de cuyos movimientos, como si de un juego de mesa se tratara, dependen los destinos de todos los demás. Depende la mirada de nuestra sociedad y depende la mirada de la historia.

Sobre el espacio escénico diseñado por David Fernández de Loaysa se suceden 11 historias de seres humanos ligados todos de alguna manera a los sucesos del 11 de marzo en Madrid. Ligados también, muchos de ellos sin saberlo, entre ellos mismos y para siempre. Fotogramas de una historia que se nos construye a veces muy a nuestro pesar y que nos deja el estigma de por vida… y muerte. Junto a los que ya no lo cuentan, los que quedan para contarlo, los que lo sufren, los que se avergüenzan, los que se justifican, los que lo han olvidado y los que, simplemente, lo “miran”.

No hay comentarios: