jueves, 27 de enero de 2011

In memoriam: Paco Maestre (1957-2011)


El actor Paco Maestre ha fallecido hoy en el Hospital Clínico de Madrid, donde fue ingresado hace unas horas, clínicamente muerto, tras sufrir un infarto de miocardio mientras grababa un capítulo de la serie Amar en tiempos revueltos, que se emite en TVE1 en las sobremesas.

Maestre era uno de los grandes secundarios del cine y la televisión, y sobre todo el teatro (donde hizo más de un protagonista). Nació en Mérida (Badajoz) el 2 de julio de 1957, en una casa de la calle Sagasta, junto a las ruinas del Teatro Romano, donde jugaba en su infancia. Emigrado a Madrid en 1968, vive en los barrios de la periferia: Carabanchel, Vallecas, Entrevías y Villaverde-Bajo. De familia humilde, deja su trabajo en una oficina, al librarse de la mili por obeso, y se mete a actor hace más de tres décadas y se titula por la Real Escuela de Arte Dramático de Madrid.

Dueño de gran cantidad de recursos dramáticos, Maestre trabajó en numerosas ocasiones, gracias a su educada y buena voz, en personajes del teatro lírico, como en sus últimas óperas, ¡Verdugo, verdugo! y El pueblo de la avaricia, ambas de Leonardo Balada, bajo la puesta en escena de Gustavo Tambascio, director con el que Maestre trabajó en numerosas ocasiones. De hecho, anoche, Tambascio decidió llamarle para ofrecerle el papel de Cherubini en la zarzuela El dúo de la Africana que va a montar en breve.

También trabajó bajo las órdenes de directores de cine como José Luis Alemán, Pedro Almodóvar, José Miguel Juárez, Mariano Barroso, José Luis García Sánchez, Agustí Villalonga, Álex de la Iglesia, Luis García Berlanga, Carlos Saura y José Luis Cuerda, además de ser un miembro destacado en las películas de La Cuadrilla. A pesar de disfrutar mucho haciendo cine y televisión su pasión nada oculta era el teatro, en su versión dramática y lírica. No hace mucho obtuvo un gran éxito interpretando a Espasa de la zarzuela La del manojo de rosas, dirigida por Emilio Sagi.

Recibió el Premio Max de Teatro en 1989, por su interpretación en Pelo de Tormenta, de Francisco Nieva, en el Centro Dramático Nacional. También tiene en su haber el Premio Unión de Actores por su trabajo en Barrio de Fernando León de Aranoa. También obtuvo el premio Ágora del Festival de Almagro a toda su carrera, otorgado por un jurado de críticos y expertos teatrales. Ha sido finalista unas cuantas veces al premio Unión de Actores.

En teatro, trabajó bajó las órdenes de directores como Ángel Facio, Carmen Losa, Hadi Kurick, Ignacio García, José Antonio Ortega, Calixto Bieito, José Pascual, Juanjo Granda, Juan Carlos Pérez de la Fuente, José Carlos Plaza, Robert Wilson, Eduardo Fuentes, Francisco Nieva, Mario Gas, Miguel Narros y José Estruch, entre otros muchos.

En televisión también ha hecho otros fundamentales trabajos en series como Ana y los siete, Manos a la obra, El Comisario, Pepa y Pepe o Lleno por favor.

De carácter afable, en los últimos tiempos había empezado a cuidarse una quebrada salud que años atrás le había producido problemas circulatorios, aunque algunos amigos hoy también lo achacan a su compulsiva adicción al tabaco y su tendencia a la obesidad, a pesar de que en los últimos tiempos se había quitado muchos kilos. Tambascio recordaba los problemas físicos que atravesó cuando hicieron La discreta enamorada y como Maestre se peleaba con su gran amigo, el también actor Emilio Gavira, cuando éste estaba dejando de fumar y Maestre le mortificaba diciendo que lo único que iba a conseguir era que se le agriara el carácter y tuviera mal humo. "No había manera de que reconociera que tenía problemas serios de salud", ha dicho Tambascio.

El infarto le ha sobrevenido mientras grababa lo que ha terminado siendo su último personaje en Amar en tiempos revueltos, Celso, un hombre sin escrúpulos que no tiene la más mínima compasión por sus semejantes y que Maestre interpretaba midiendo maravillosamente las pausas y los silencios y aportando una frialdad al personaje, un fascista de la División Azul, que cortaba la respiración y conseguía dar verdadero miedo y repugnancia.

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