Autores: Miguel Goikoetxandia y Laura Laiglesia. Intérpretes: Ana Berrade, Pedro Izura, David Larrea, Nerea Mariezkurrena, Óscar Orzaiz, Gregorio Clavero, Boris Díaz, Ramón Elizondo, Jorge Goñi, Rosa Nagore. Lugar y fecha: Teatro Gayarre, 27/06/11. Público: Rozando el lleno.
Fiestas, conservas y minipisos
Si la palabra fiesta engloba muchas cosas, en la palabra comedia caben asimismo una variedad de significados. En la entrega del pasado lunes del ciclo San Fermín, a escena, pudimos ver algunos de ellos. Iluna Teatro, que ya llevan unos años mostrando sobre las tablas su concepción del humor, han conseguido hacerse un nombre en la escena local. Adoptan para sus espectáculos un tono que, a fuerza de pulir con las repeticiones, han ido haciendo suyo hasta convertirlo en su marca, un algo que identifica sus montajes y que los hace reconocibles. Tan reconocibles, de hecho, que en el que ofrecieron dentro del mencionado ciclo, ¡San Fermín-Ez!, se percibían nada disimuladas las líneas maestras de otra obra anterior, Ramplona 2016, adaptada para la ocasión. Vale, cuando los Sanfermines te pillan con la nevera diezmada, toca tirar de latas y conservas. Pongamos que este sea el caso.
Aun con cierto gusto a refrito, los de Iluna saben que van a satisfacer los gustos de los comensales. Además, los ingredientes no son malos. Mantienen una buena base, con un punto de partida divertido y bien enraizado en uno de los aspectos más populares y polémicos de la fiesta: el cartel. En este caso, se trata de un concurso para un cartel txiki. El problema radica en que el ganador resulta algo políticamente incorrecto, y nótese que subrayo lo de políticamente. La línea argumental es simple pero efectiva, aunque esté subordinada a la verdadera intención del espectáculo: no dejar títere con cabeza en su visión de la política local. En esto, en la sátira foral, los miembros de Iluna han ido afinando obra tras obra su estilo, hasta adquirir un nivel de maestría meritorio. Puede opinarse que lo suyo es un sketch televisivo alargado, pero las réplicas están bien engarzadas, el ritmo del espectáculo funciona bien y, sobre todo, conocen el terreno que pisan y los resortes que hacen reír al público local.
La otra obra, firmada por Laura Laiglesia, explora otra dirección del humor. U otras direcciones, porque, después de un comienzo casi mihuresco (lo digo por Mihura, no por Miura, que también podría ser, por lo sanferminero), con excelentes réplicas de humor absurdo (los de Soria somos muy de ir y de venir, o el tabaco es mucho más perjudicial ahora que hace un año), y con un original punto de partida (un tipo que alquila un piso en Sanfermines para participar en un concurso de dobles de Hemingway); después de ese principio, digo, que parecía anunciar otra deriva, la obra toma la senda de la farsa descarada, con guiños a veces de vodevil, a cuenta de los múltiples inquilinos que han alquilado el mismo piso de veinticinco escasos metros.
Al final, el apartamento está casi tan concurrido como la habitación de Dionisio en Tres sombreros de copa, pero ahí acaba el parecido. Yo habría preferido que la obra fuera por ahí, sobre todo porque Laura Laiglesia muestra a veces que podría haberle dado ese rumbo, pero hay que reconocer que el público se lo pasó en grande con el tono bufo de la función. Al fin y al cabo, en fiestas, las conservas son comida, y los minipisos son viviendas. Lo que cuenta es pasárselo bien.
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