miércoles, 21 de septiembre de 2011

Crítica de "20 conmigo", del grupo Paranoia Teatre, presenta en el Festival de Teatro del Tercer Sector de Tafalla

20 conmigo. Compañía: Paranoia Teatre. Guión y dirección: Mª Carmen González. Intérpretes: José Sala, Patt Egea, Marta Chillón, Susana Poblet, Esther Márquez, Gabil Gastelaars, Natalia Gallardo, Alejandro Montilla, Juan Carlos Palacios, Mª Carmen González. Lugar y fecha: Casa de Cultura de Tafalla, 17/09/11.

Veinte años no es nada

La compañía catalana Paranoia Teatre abre el II Festival de Teatro del Tercer Sector organizado en Tafalla por Gabalzeka. Un grupo de teatro amateur promoviendo una muestra para grupos de teatro amateur: una asociación de intereses que los miembros del combo invitado no dejaron de subrayar (para bien) al final de la representación. Al igual que el proverbial valor en el soldado, el amor al teatro se da por supuesto en una compañía de aficionados, palabra que empleo en su sentido más positivo. Y en la organización de este encuentro hay puesto mucho amor, y no poco trabajo.

Seguramente, los miembros de Gabalzeka se sintieron identificados por la propuesta de Paranoia, del mismo modo que le habría pasado a cualquiera que haya probado alguna vez el veneno del teatro no profesional. 20 conmigo sintetiza en su título la naturaleza dual del espectáculo: una especie de autohomenaje en el vigésimo aniversario de la compañía, al tiempo que una celebración de la compartida afición teatral, expresada con esa amistosa exhortación con la que han denominado esta creación. 20 conmigo alterna una selección de fragmentos de algunos de los espectáculos que Paranoia ha llevado a las tablas en sus dos décadas de existencia con otras escenas de creación propia en las que se representan muchas de las vivencias más habituales por las que pasan los grupos de teatro amateur.

Es curioso, pero me resultó bastante más interesante ese segundo grupo de contenidos que el primero, pese a la condición de antología que este debería tener. Pese a no componer una historia en sí, el conjunto de escenas en las que Paranoia refleja lo que es la afición por el teatro resulta bastante exhaustiva, amén de sincera y muy simpática, lo que es más importante. Desde la exposición de razones por las que uno se apunta a un grupo de teatro, pasando por los nervios de un estreno o por la participación en un certamen, hasta las dificultades para compatibilizar obligación y devoción, todo o casi todo está ahí. Y está presentado con imaginación y con humor en la inmensa mayoría de los casos. Las escenas están llevadas con ritmo y tienen gracia, además de desprender, como ya he señalado, verdad de primera mano.

En la parte de la antología de escenas hay de todo, temática y estilísticamente hablando: hay comedia (Tratamiento de choque, de Alonso Millán, y Dios, de Woody Allen), drama (bueno, calificaremos así a la personal y excelente obra de Genet Las criadas), teatro infantil (El reino del rock, de Isabel Díaz) y varios fragmentos de textos de producción propia, en los que también la variedad va desde la danza hasta el teatro textual. Entre ellos, me quedo con la coreografía de Me cago en el amor, hermosa y bien ejecutada, y con alguna de las tramas esbozadas en Intriángulis, con pinta de interesante, pero que no puede apreciarse del todo en una presentación apresurada. En el resto, alguna me pareció que flojeaba un tanto (en Las criadas no anduvieron las actrices tan afortunadas como en sus demás intervenciones), pero casi siempre encontramos soluciones imaginativas, al tiempo que sencillas.

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